sábado, 10 de noviembre de 2012

La Biblia y el Arte: "El Sacrificio de Isaac" de Rembrandt por Lydia Gallego



Uno de los pasajes bíblicos más representados en las obras de arte es el episodio del Antiguo Testamento donde Abraham está dispuesto a sacrificar a su único hijo Isaac, ya que Dios así se lo ha pedido como prueba de su fe. 
Patriarca hebreo, hijo de Terah, descendiente de Sem, Abraham, considerado como padre de los judíos y árabes y depositario de las promesas divinas en favor del pueblo escogido, nació en Ur, Caldea, (unos 2266 años antes de J.C) donde se casó con su hermanastra Saray.
Dios promete a Abram que su descendencia será como las estrellas del cielo y que poseerá la tierra de Canaán. Sarai, ya envejecida y sin la esperanza de parir hijos, persuadió a Abram a tomar a su criada, Agar, quien da a luz a Ismael. Trece años más tarde, Dios se aparece a Abram y le promete un hijo de Sarai. Como signo, ordena el rito de circuncisión. Entonces se le informa a Abraham sobre la inminente destrucción de Sodoma y Gomorra debido a sus pecados, pero obtiene de Yahveh la promesa de que no las destruirá si encuentra diez justos allí.
En su ancianidad Sara da a Abraham un hijo, Isaac. Es entonces cuando tiene lugar la gran prueba de fe de Abraham. Dios le manda sacrificar a su único hijo Isaac, aunque antes de llevar esta acción  acabo, un ángel lo detiene, sacrificando un cordero a cambio.  Finalmente, dejando todas sus posesiones a Isaac, muere a los 170 años, y es sepultado por Isaac e Ismael en la cueva de Macpela.

En este trabajo la obra de arte elegida sobre la narración es el cuadro “El Sacrificio de Isaac” del pintor holandés Rembrandt. Este cuadro está realizado en óleo sobre tela y fue pintado en el año 1635.
Como ya se ha dicho antes trata un tema del Antiguo Testamento, más concretamente del Génesis 22, 1-19, reflejado en diversas obras de arte precedentes, como por ejemplo la de Caravaggio.

En los cuadros de temática bíblica, Rembrandt se convierte en un pintor sumamente barroco interesado por el movimiento y por la violencia dramática de los temas, al igual que Rubens.

En el cuadro, la escena representada es el momento exacto en el que Abraham es parado por un ángel segundos antes de matar a su hijo. Abraham había demostrado su obediencia a Dios, por lo que su hijo fue sustituido por un cordero en el sacrificio. Esto nos muestra que el momento elegido por Rembrandt es el de mayor tensión, al representar al ángel enviado por Dios sujetando el brazo de Abraham, provocando que el cuchillo con el que se iba a realizar el sacrificio cayera al suelo. Esta elección en la escena puede deberse al hecho de que Rembrandt fuera un pintor del barroco centroeuropeo, entendiendo de este modo el gusto por lo truculento.

Hablando ahora de los detalles del cuadro podemos destacar que la luz es utilizada para acentuar aún más el dramático momento quedando especialmente iluminados el cuello de Isaac y las manos de Abraham, las dos claves del cuadro. La luz procede de la izquierda, lugar por donde aparece el ángel, quedando el extremo opuesto en penumbra. Rembrandt usa así una técnica típica del barroco: el claroscuro.
Por último, cabe resaltar lo detallado del lienzo: los pliegues de los ropajes así como la madera del pequeño altar de sacrificio presentan grandes y esforzados detalles.

El cuadro es actualmente exhibido en el Museo del Ermitage de San Petersburgo, en Rusia.

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